Formularnos las siguientes preguntas es una estrategia útil para mejorar las prácticas de enseñanza:

1. ¿PARA QUÉ ENSEÑO?

La enseñanza se orienta al logro de los objetivos definidos en la planificación. Por eso, al elegir una estrategia de enseñanza o elaborar una propuesta de actividad, es importante tener en cuenta su necesaria coherencia con los propósitos de enseñanza, los objetivos de aprendizaje y los contenidos a enseñar.

En este sentido, una pregunta que podríamos hacernos es si la estrategia o actividad planeada es la más acorde para el aprendizaje del contenido que queremos enseñar, o si pone en juego las habilidades cognitivas, actitudes y aptitudes que queremos que el alumno desarrolle.

2. ¿QUÉ ENSEÑO?

La educación actual nos coloca ante el desafío de formar alumnos que reúnan los sabe-res y habilidades necesarios para desarrollarse en los distintos ámbitos que caracterizan a la sociedad del siglo XXI.

Por eso, además de enseñar los contenidos prescriptos en el diseño curricular de la jurisdicción, es útil preguntarnos:

• ¿Cuáles son los conocimientos previos, saberes cotidianos e historias de vida de mis alumnos?


• ¿Qué actividades y estrategias permiten desarrollar las competencias que mis alumnos deberían adquirir?


• ¿Cómo favorezco la enseñanza y el aprendizaje en entornos digitales?


• ¿Cómo vinculo los contenidos a enseñar con la realidad de mis alumnos, al mismo tiempo que amplío su mirada hacia un mundo globalizad0? 

Algunas estrategias de enseñanza favorecen un aprendizaje efectivo y significativo, de acuerdo con los objetivos y contenidos definidos:

Realizar exposiciones breves, con distintos propósitos:

• Presentar información sobre el contenido a trabajar (conceptos, procedimientos o principios).


• Explicar las relaciones entre un nuevo concepto y otros contenidos ya enseñados.


• Presentar y explicar las pautas de trabajo para las actividades propuestas.

Las preguntas son una buena herramienta para la enseñanza, y cumplen distintas funciones:

• Favorecer la comprensión y adquisición del contenido.


• Ayudar a los alumnos a establecer relaciones entre conceptos.


• Facilitarles la manifestación de las dificultades de comprensión.

 Utilizar cuadros sinópticos, esquemas, cuadros comparativos, redes y mapas conceptuales como apoyo de las exposiciones es un recurso apropiado para explicitar las relaciones entre los conceptos, y vincular la nueva información con los contenidos ya apropiados.

Las actividades de observación, exploración, experimentación e hipotetización favorecen el descubrimiento y el aprendizaje autónomo.

Pueden realizarse en el aula, en el laboratorio o taller, o en espacios fuera de la escuela.

• Es importante que el docente guíe las actividades a través de indicaciones y pre-guntas, para facilitar la indagación y la elaboración de conclusiones por parte de los alumnos.

La organización de debates, discusiones grupales, juego de rol y simulaciones, el tra-bajo con casos y la resolución de problemas son estrategias útiles para desarrollar competencias comunicacionales, y favorecer la reflexión, el razonamiento complejo, el uso simultáneo de múltiples fuentes de información y el desarrollo del pensamiento crítico, entre otros aspectos.