¿Quién sabe qué sucede allí dentro? Prácticamente, lo que sucede dentro del aula queda en la memoria del docente, y de sus alumnos, sin que nadie participe, intervenga o pueda hacer comentarios.
¿Por qué esto es así? ¿Hay algún motivo que lo justifique y le de sentido? ¿Habría algún beneficio si la situación fuera distinta?
El planteo de estas preguntas no tiene como finalidad que se respondan en detalle sino que es un puntapié inicial para reflexionar y generar nuevos ánimos para la mejora en los aprendizajes de los alumnos.
Por ello, vamos a imaginar qué pasaría si la situación fuera distinta. El docente podría llegar a la escuela, compartir sus inquietudes con colegas o incluso con autoridades, invitar a algunos de ellos a observarlos durante su horario de clase, para que otros puedan ofrecer una mirada crítica y quizás plantear nuevas alternativas de resolución.
Por otro lado, en el caso de que esta situación no sea posible, también los docentes podrán escribir informes breves, con problemáticas específicas de aula, preocupaciones que no sepan cómo resolver, y compartirlas con el resto de la comunidad para consultarlas y trabajar en equipo, proponiendo alternativas.
¿Hay resistencias para que esto suceda? Seguro que sí. Pero es posible enfrentarlas, ya que, en última instancia se estaría ayudando a que las prácticas docentes mejoren, y por lo tanto, los alumnos aprendan más.
¿Te animarías a probar?
Magdalena Cardoner
Lic. en Psicopedagogía y en Ciencias de la Educación (tesis pendiente de aprobación)
Asesora de la Dirección General de Planeamiento Educativo, GCABA.
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