Fomentando que los alumnos sean TUTORES
"¿Qué podemos hacer nosotros por aquellos que tienen más riesgo de fracasar en nuestra escuela? Así fue como surgió la idea de ser tutores de los más chicos del secundario."
Pablo Princz explica el proyecto que lleva a cabo para que sus alumnos sean agentes de cambio en la escuela.

En diciembre de 2009, la OCDE publicó un informe titulado Habilidades y competencias del siglo XXI para los aprendices del nuevo milenio en los países de la OCDE". Entre las habilidades que se mencionan, se destacan: comunicación; pensamiento crítico, iniciativa y creatividad; interacción social, trabajo colaborativo; y ciudadanía responsable, entre otras.


Para fomentar estas habilidades, este año estoy trabajando un proyecto anual con mis estudiantes de 16/17 años que podría enmarcarse en aquellas materias que supongan la gestión de proyectos y la formación ciudadana. Yo soy profesor de la materia Política y Ciudadanía, en el Colegio Santo Domingo Savio, que atiende a alumnos de la Villa La Cava, en Beccar, Prov. de Buenos Aires. El objetivo del proyecto es que mis alumnos sean tutores de los alumnos de 1er año de la secundaria. La propuesta es que asuman un nuevo rol dentro de la escuela, de mayor protagonismo y responsabilidad, que les permita poner sus propios aprendizajes a disposición de aquellos que más los necesitan.


El punto de partida para motivarlos fue reflexionar sobre la realidad educativa del país. Analizando estadísticas e informes recientes sobre la educación en Argentina y en América Latina, los estudiantes se sorprendieron sobre el alto grado de deserción, repitencia y sobreedad que sufren los jóvenes, que abandonan la escuela mayoritariamente por necesidades económicas o falta de apoyo y contención. Ellos conocían bien las consecuencias de abandonar la escuela: aquellos jóvenes verían disminuidas sustancialmente sus oportunidades futuras.


Entonces se planteó la pregunta: ¿qué podemos hacer nosotros por aquellos que tienen más riesgo de fracasar en nuestra escuela? Así fue como surgió la idea de ser tutores de los más chicos del secundario, ya que allí se concentran los niveles más altos de repitencia y deserción. Ellos mismos recordaban haber empezado siendo una clase de más de 30 alumnos, y hoy son sólo 20.


Las tutorías tendrían dos partes: por un lado, brindarían apoyo académico personalizado en aquellas materias donde encontraran mayor dificultad; y por otro lado, buscarían ofrecer contención y apoyo a través de charlas personales en un marco de confianza. Pronto nos decidimos a salir al encuentro de los más chicos, para contarles nuestra propuesta. Y la respuesta fue sorprendente: por un lado, los más grandes se mostraron interesados y predispuestos a escuchar y ayudar a los más chicos; y por otro lado, muchos chicos de 1er año que estaban desorientados y desmotivados se pusieron a trabajar cuando un alumno de 5to se sentó con ellos.


En la actualidad estamos trabajando en aquellas materias donde los alumnos de 1er año tienen más dificultades con el contenido académico. La profesora interesada de 1er año prepara un trabajo práctico para que resuelvan colaborativamente con el apoyo de los tutores. Cada vez más docentes quieren tener a los tutores trabajando con ellos, porque la mejora en los aprendizajes  de los alumnos de 1ro es más que significativa. Eso sí, para que los tutores tengan más herramientas, previamente el docente de 5to año de la misma disciplina repasa los temas que deberán enseñar en la clase siguiente. Paralelamente, los alumnos de 5to año están teniendo encuentros individuales con un alumno de 1er año, donde los entrevistan y acompañan en temas más personales.


Las resultados son contundentes. La actitud de los estudiantes de 5to año dentro de la escuela mejoró notoriamente y el grupo está mucho más unido. Ellos sienten la confianza que depositamos en ellos, y constantemente manifiestan su entusiasmo por participar en este proyecto. Están ejerciendo con mucha conciencia una ciudadanía responsable, trabajando solidariamente e inspirando a los más chicos con su propio ejemplo. De alguna forma, están comprobando que pueden ser protagonistas de una sociedad más inclusiva, y que la herramienta que tienen para lograrla es su propia educación. Por otra parte, los más chicos están aprendiendo más, y además están pudiendo conocer jóvenes que enfrentaron sus mismos desafíos, y que a pesar de todo pudieron sostener su educación como prioridad. Por último, nosotros, los adultos, les estamos permitiendo a los jóvenes adquirir las habilidades que necesitarán para ser agentes de cambio en sus comunidades.


Pablo Princz




Lic. y Prof. en Ciencia Política

Asesor en la Dirección de Planeamiento Educativo de CABA

Profesor y Tutor del Colegio Santo Domingo Savio



 
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